lunes, 26 de octubre de 2015

EL DÍA MÁS FELIZ DE MI VIDA.


El día 2 de octubre Gabi cumplió un año. Fue un día muy especial sobre todo para mÍ. Se me vino a la cabeza un montón de sensaciones, de sentimientos y también un montón de recuerdos del día de su nacimiento y de todo este año que hemos pasado juntos. Así que no quería dejar pasar esta oportunidad de contaros mi experiencia en el parto.

El día anterior a ponerme de parto yo estaba como una rosa. Me encontraba animada, tenía ganas de hacer cosas y por supuesto para nada me imaginaba que esa noche iba a empezar el proceso del parto y la llegada de mi bebe.
Yo salía de cuentas el día 3 de octubre, aunque llevaba ya dos semanas dilatada de 2 centímetros y sabía que podía ocurrir en cualquier momento, pero no se.... Se hace tan larga la espera que parece como que nunca va a llegar el día.
El último mes te encuentras ya impaciente y a mi personalmente se me hizo eterno.  Cada fin de semana que llegaba siempre me preguntaba. ¿Será el último?
Mi impaciencia se vio multiplicada por el hecho que estuve semanas antes dilatada un poco y con contracciones irregulares pero dolorosas. Parecía que había llegado el momento con cada contracción que tenía. Lo cierto es que las últimas semanas fueron horrorosas. Lo que me sucedió a mi se llaman pródromos.
Para las que no conozcan los pródromos son una serie de signos que te indican que el momento de dar a luz está próximo. Pueden ocurrir semanas, días o en el mismo momento justo antes de ponerse de parto.
La principal característica son contracciones más intensas y dolorosas. No son las contracciones que ya conocíamos desde casi el segundo trimestre de embarazo llamadas Braxton Hicks que son las encargadas de entrenar al útero.
Se diferencian de las contracciones de parto porque no son irregulares y suelen aliviarse si te tumbas a descansar, hecho que no sucede con las verdaderas contracciones de parto que no desaparecen al tumbarse a descansar.
Su función son la de borrar el cuello del útero y provocan muchas visitas al centro sanitario pensando que estas de parto en las mamas primerizas.
Yo concretamente fui dos veces al hospital pensándolo. Aunque el día que te pones de parto realmente te das cuenta.

La noche antes de ponerme de parto recuerdo que me acosté temprano. Me quedé dormida muy pronto y sin molestias de contracciones. La barriga me pesaba ya muchísimo y el bebe no paraba de moverse por las noches, pero justo esa noche el peque estaba tranquilo. A las 4 y pico de la madrugada me desperté con muchas ganas de ir al baño a orinar. Oriné muchísimo, pero no me pareció nada extraño y volví a la cama.
A los pocos minutos de estar acostada sentí la primera contracción. Fue una contracción muy dolorosa, pero como tenía tantas contracciones durante el día no me paré a pensar que estaba empezando a ponerme de parto. A los 10 minutos me dio otra igualmente dolorosa y así me dieron unas cuantas hasta que me di cuenta que estaba empezando.
Desperté a mi pareja, recuerdo la frase que le dije. - Gordo creo que ya viene-. Él medio dormido me contesto. ¿estás segura? Habiamos tenido ya tantas falsas alarmas... Así que le contesté bueno voy a darme un baño tranquila y si va a más te aviso.
Cuando salí de la ducha estaba ya fatal contracciones más seguidas y el dolor era insoportable. Mi pareja se levantó, se vistió y me preparó el desayuno que yo no pude ni probar.
No me entraba la comida, la contracciones cada vez eran más intensas y el tiempo entre contracción era corto. Hasta tal punto que ya desesperada le dije por favor vamos al hospital. " El bebe está en camino"
Salimos corriendo, cogimos todas los papeles y los bolsos que tenía preparados que eran dos. Uno para el bebe y otro para mi.
Llegamos al hospital a las 8 menos algo de la mañana. Me exploraron y estaba con el cuello del útero borrado al 100% y dilatada 3 centímetros. ¡ESTABA DE PARTO!
Tuvimos la suerte que justo fue el único que parto que había en el hospital esa mañana, así que nos pasaron a la sala de parto directamente y allí estuvimos. 
Los dolores eran insoportables, pero entre contracción y contracción estaba bien. Me hacía fotos para enviársela a mis amigas. La familia entraba  para ver como estaba. Lo cierto es que estuve bastante entretenida. Con deciros que hubo un momento que fui al baño y cuando salí me encontré a mi pareja con los monitores puestos y la enfermera entró corriendo porque pensaba que había bajado el ritmo cardiaco del bebe. Allí tuve anécdotas para no aburrirme sin duda. 
A las 10 y media de la mañana llegó la anestesista y me pinchó la epidural. Tuvieron que pincharme dos veces, porque con el primer pinchazo solo se durmió la zona izquierda y sentía los dolores en la parte derecha. Ni me enteré de la anestesia la verdad y eso que le tengo pánico, pero me concentré en la respiración para las contracciones y cuando me di cuenta ya la tenía puesta.
A las 12 y 45 entro la matrona a explorarme y ya estaba dilatada de 10 centímetros y me dijo que empezara a empujar poco a poco con cada contracción mientras ella buscaba a la otra enfermera. 
Justo mi novio no estaba. había bajado a coger el cargador del móvil al coche y tuvieron que ir a buscarlo corriendo. Ya me puedo imaginar lo que le entraría por el cuerpo cuando le dijeron que el bebe ya venía. 
Se portó como un campeón. me ayudó en todo. A tranquilizarme, a respirar, solo me decía gorda lo estas haciendo muy bien venga un empujón más y me cogía de las piernas para ayudarme. Yo tenía claro que iba a empujar con todas mi fuerzas porque quería y necesitaba ver a mi bebe. tenerlo en mis brazos, tocarlo y olerlo y empujé con todas las ganas que fui capaz, pero el dolor era insoportable, pensaba que no iba a ser capaz de empujar tanto para que saliera y sentía que no podía, pero todo el mundo me seguí animando.  - Venga Laura, venga gorda que ya se le ve la cabeza-¿ Que se le ve la cabeza?? ¿puedo tocarla? Me incorporé un poco y lo toqué. Esa sensación fue la que me dió la fuerza para los dos últimos empujones. sentía tantas emociones juntas. Dolor, alegría, nerviosismo, impaciencia, euforia, agotamiento, rabia, amor. de pronto en cuestión de segundo lo escuché llorar y me lo pusieron encima. Empecé a llorar y a acariciarlo y le decía mi bebe, mi bebe precioso. En ese momento volví a nacer de nuevo y entendí el verdadero porque estaba en el mundo y era para proteger a mi bebe, mi hijo, mi vida. La única persona que ha escuchado mi corazón desde dentro y hemos sido uno durante 9 meses.






     Mom: Mom jeans: PULL&BEAR, Crop top: ZARA, BABY: T-shirt: H&M, Jeans: ZARA (old) sneakers: VANS. 

Después de casi un año, a pocos días de que cumpliese el año nos hicimos estas fotos y así somos él y yo, yo y él. La mitad de mi corazón y la mitad del corazón de papa que vive fuera de nosotros y que es toda nuestra vida. Por él que luchamos día a día. Gracias por hacernos tan felices y por llenarnos los días de risas y amor mucho amor. 

Estas fotos me las hizo una amiga y muy buena fotografa. Elena Guillén. Ella vive en Málaga y hace fotos tan bonitas como estas. Le encanta retratar la esencia de lo que fotografía y captar a las personas tal y como somos y lo que representamos. No hace falta decir como ha conseguido captar la compenetración que tengo con mi hijo y sacar lo que realmente somos.

Fotografía: 
ELENA GUILLÉN
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